Adviento, tiempo de esperanza.
En estos tiempos en que las
malas noticias, las guerras y los desastres climáticos nos hacen mirar al cielo
y preguntar: ¿Por qué…?
El Evangelio nos ofrece una palabra conocida y que a veces
resbala por nuestro oído sin dejar huella. ¡¡Esperanza!!
Escuchando al arzobispo de
Buenos Aires Monseñor Jorge García Cuerva, en la misa del primer domingo de
Adviento, me conmovieron sus palabras y voy a tratar de transmitirlas en
resumen.
Decía García Cuerva que hay
muchos tipos de esperanza, pero quiso remarcar dos, la incierta que es la que tenían los prisioneros de los campos de concentración
en la segunda guerra mundial. Llegado fin de año se corría el rumor de que para
las fiestas saldría en libertad un grupo
de personas, sano y salvo, todos esperaban ser los elegidos, llegado el momento
eso no sucedía; era una esperanza
incierta.
La otra, la esperanza cierta es la que los abuelos, la noche de Navidad le
dicen a sus nietos; “Después de la cena, detrás de la puerta van a encontrar el
árbol de Navidad y los regalos para todos”. Los chicos sabían que las palabras
del abuelo eran ciertas y que allí encontrarían los regalos, no importaba cuan
gran grandes podían ser, importaba que las palabras del abuelo eran una
esperanza cierta.
Esa es la diferencia sobre la esperanza incierta y la esperanza cierta, la primera es solo
un rumor que deja desconsuelo e incertidumbre y la segunda es aguardar una esperanza
en la que se puede confiar. La palabra de Dios es esa esperanza cierta, estemos
seguro que llegaran esos días. Tenemos que alzar la cabeza y confiar porque las
promesas de Dios se cumplen.
Es mucho más largo el mensaje,
traté de recordar lo más importante y esperanzador.
Les deseo un feliz y esperanzado tiempo de Adviento.
mariarosa
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