Jesús dijo a sus
discípulos: sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados, perdonen y
serán perdonados.
Lc 6, 36-37
“Jesús
abre mi corazón,
para que
no mire a los demás
con ojos
airados o de condena,
sino con
compasión:
así como
tú me miras
comprendiendo
mi debilidad
y
regalándome tu ternura.”
Amén.