Cuando
tu espíritu esté turbado,
sigue
el consejo de San Agustín:
“Sé
pronto, como David, para exclamar:
Ten piedad de mí, oh Señor,
que él extenderá su mano fuerte
para calmar tu enojo
o aquello que te causa problemas.”
San Francisco de Sales.
Hola mariarosa, hermosa!
ResponderEliminarmuy agradable oracion.
La tendre en cuenta.
Un besito
Gracias Hadita por tu generosa compañía de siempre.
EliminarUn abrazo.