¿Qué tengo yo que
mi amistad procuras?
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta cubierto de rocío
pasas las noches del invierno escuras?
¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el Ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!
Lope de Vega
No conocia este poema tan algido! es maravilloso, muy sentido.
ResponderEliminarGracias Hadita, me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarBello poema. No lo conocía
ResponderEliminarPaz
Isaac
Gracias Isaac, un abrazo.
EliminarTotalmente desconocido, curioso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra haberlo encontrado y traerlo al blog, gracias Alfred.
EliminarUn abrazo.