Virgen María,
Llena de rosas mi herida,
llena de estrellas mis ojos,
llena de paz mis abrojos,
llena de gracia mi vida
y, de esplendor revestida,
ven a mí en la última hora,
a cerrar, consoladora,
mis ojos fijos en ti
y, vaciándome de mí,
lléname de ti, señora.