Desde la
tierra árida
y la roca encendida
se
anunció la luz,
la estrella
de Oriente,
fuente de
agua viva.
Humilde pimpollo
que trajo
en sus manos
astillas
de cruz
y cáliz
de vida.
El calor
de un asno
le cubrió
la piel.
La
humildad de un pesebre
acunó su
sueño
y un coro
de ángeles
anunció y
fue canto:
¡Nació el
Salvador,
El Hijo
del hombre, el mesías,
es Cristo
el Señor!
mariarosa